Analizando con detención una bota de taco alto se puede decir que está compuesta por dos partes principales: una son los tacos altos y la otra es la caña alta característica de una bota. En la unión de estos dos elementos parece estar la magia. Veamos que pasa con cada uno de ellos por separado:
Tacos altos: Por si solos son un objeto de adoración. Se dice que acentúan los glúteos y modelan las piernas. Sin embargo, según se observa, la clave de los tacos altos parece estar en otra cosa. Partamos de la base que un zapato con tacos altos es lo contrario a la comodidad. No la tiene por donde se le mire, por lo tanto la mujer que los lleva lo hace única y solamente por vanidad. Es decir, sacrifica su propia comodidad por lucir bien, por agradar visualmente a los demás. Y ese sacrificio es caminar con dificultad, no correr, y lucir un tanto indefensa, lo que al final resulta siendo atávicamente femenino y atractivo para el sexo opuesto. La mujer encierra sus pies en unas “prótesis de fantasía”, y así va a la oficina, a ocasiones sociales e incluso de compras apareciendo a la vista sobre sus altos tacos, mas mujer que nunca.
Cañas altas: Las cañas altas en rigor lo que hacen es extender el efecto de fantasía de un zapato de taco alto hacia la pierna de la mujer. En vez de quedar atrapado solo el pie por este objeto de fantasía llamado zapato, con la caña de la bota la pierna se suma al conjunto también, causando un efecto potente pues hace parecer que los tacos llegaran hasta las rodillas.
Las cañas solas en si no son nada. De hecho las botas masculinas también las tienen. Solo cusan el efecto mágico si potencian el efecto de un buen tacón.
